El 16 de abril de 2016 ocurrió un sismo de magnitud 7,8 Mw en Ecuador, cuyo epicentro se ubicó en la costa de la provincia de Manabí, causado por la subducción de la placa de nazca con la placa sudamericana de la misma génesis que los sismos de enero 1906 (Mw 8,8), mayo 1942 (Mw 7,8), enero 1958 (Mw 7,8), diciembre 1979 (Mw 8,1) y agosto 1998 (Mw 7,1). Se perdieron más 660 vidas humanas, aproximadamente 6200 heridos causados en su mayor parte por fallas de las estructuras. Esta historia sísmica da la alerta que se repetirá a futuro y se debe estar mejor preparados.

En los días y semanas después del sismo del 16 de abril de 2016, muchos ingenieros civiles voluntarios deseaban colaborar en el proceso de “semaforizar”, es decir, clasificar las edificaciones según el grado de seguridad visible, pero no se disponía de conocimientos de métodos que permitieran de forma ordenada tabular y mediante una evaluación sistemática indicar si un edificio es seguro. Lo que vino en los meses y años posteriores al sismo del 2016 fue evaluar, analizar y rehabilitar las edificaciones afectadas, de donde surge la necesidad de aprender sobre la marcha.

Las vulnerabilidades de las estructuras debido a los riegos sísmicos debe ser evaluada para su corrección y disminución. Las alternativas de construcción, técnicas de rehabilitación y reforzamiento de estructuras debe ser divulgada, mejorada y adaptada a la realidad regional y nacional.

Coordinador: Yordy Ivonne Mieles Bravo
Correo de contacto: yordy.mieles@utm.edu.ec